Como ya reflexionaba Duchamp, los nuevos medios y perspectivas artísticas amplían sin condicionantes el trabajo artístico desde su momento hasta nuestros días. Pero, ¿como se sabe cuando una pieza o un proyecto está acabado? ¿Es el trabajo del artista un proceso ordenado en que cada paso nos lleva al siguiente? ¿Se deriva de este orden la sublimidad de la evolución de un artista o es por lo contrario un camino abierto en que las direcciones se cruzan o hasta se desanda el camino para llegar a múltiples destinos al mismo tiempo?
Todas estas incertidumbres se multiplican en las trayectorias de artistas interdisciplinares que compendian sus trabajos de manera conceptual. En ese desconcertante desorden evolutivo de algunos procesos creativos se pueden discernir diferentes influencias o hasta objetivos encontrados dentro de piezas que en un principio pueden parecer inconexas o que discurren en paralelo sin tocarse. Obras que en sí no comparten objetivos o que forman parte de proyectos que pueden parecer cerrados, dan paso a nuevas piezas o proyectos complejos que beben de sí mismas.
Esta auto-referencia se hace tangible en la obra de Gerard Calderón. Profundizando en su ideario y en los medios y lenguajes que crea para cada ocasión podemos ver como de una reflexión compleja surge una serie fotográfica, de una frase robada un vídeo realizado a través de la apropiación y de un juego de imágenes un abecedario completo. A todo ello podemos preguntarnos: ¿cómo se sabe cuando está acabada una obra o proyecto? Las piezas de esta exposición nos demuestran que en el trabajo creativo de Gerard Calderón este cierre del telón no ocurre nunca de manera definitiva, enriqueciendo cada proyecto con el paso del tiempo.
De su trabajo apropiacionista sobre la imagen de rituales religiosos surge el proyecto God has never come to save us en el que reflexiona sobre este lema presentando una figura similar a un Cristo en el que se van proyectando imágenes reales de You Tube que han colgado los fieles con una intención de dar a conocer su fe y su presencia en esta acción casi teatral. Cada cual saca sus conclusiones de la imagen, aunque el título del proyecto ya nos apuntala una parte de su reflexión.
De este proyecto, en constante evolución, se abre una nueva vía de trabajo, que es Trilogía. En esta ocasión, las imágenes apropiadas se convierten en obra fotográfica modificada en la que se oculta una palabra que tan sólo se puede descifrar por la correspondencia alfabética de unos imagotipos creados por el artista tomando como referente los símbolos religiosos, descompuestos y recompuestos como un nuevo código. Al mismo tiempo, esta estética imagen se convierte en fuente de inspiración para escultura y fotomontaje con el referente de las religiones y la cultura de masas.
Paralelamente a estos dos proyectos centrados en las religiones, Gerard Calderón gira la vista hacia la naturaleza, hacia la dañina presencia humana en la misma y sus nocivos efectos en Interrupciones. Esta reflexión la hace desde la belleza natural que tan sólo se encuentra sutilmente interrumpida por una figura geométrica o por una palabra que nos hace ver como nuestro entorno no volverá a ser el mismo o como incluso puede venir a tomarse la revancha.
Tres procesos y tres proyectos que se entremezclan, se desarrollan paralelamente pero con visos comunes como son la importancia del lenguaje, de la apropiación y de la reflexión profunda sobre nuestra situación frente a las creencias y hacia nuestro entorno. Gerard Calderón nos ofrece un inicio para que cada cual extraiga sus conclusiones.