Joan Priego trabaja la escultura en madera de forma ruda y cercana a la naturaleza. Sus acabados bastos y descarnados enlazan completamente con su visión irónica y descarada del mundo. Una imagen que usa tanto para encumbrar a falsos héroes como para desenmascarar algunos de los problemas que asume la sociedad actual como el ritmo y la cadencia normales en la existencia. La religión, economía y política actual se dan la mano en unas esculturas que aportan un guiño humorístico al espectador sin perder de vista el drama que ocultan con su pátina de simpática imagen.
Claroscuros ocultos y sobresalientes en una imagen colorista que invita a jugar con los símbolos y referentes, en la búsqueda del verdadero mensaje del artista.
Mea culpa, mea culpa, mea máxima culpa
Esta es una parte de la oración Confietor usada en el rito de la misa católica mediante la cual la persona hace confesión de los pecados ante Dios y pide a los santos intercesión por su alma. Según la moral juedocristiana el mal, producto del pecado original, es imborrable y constituye un elemento inseparable de la naturaleza humana. Esta interiorización y universalización de la culpa la recoge y amplifica de forma perversa el neoliberalismo postcapitalista: mientras que por un lado el sistema tiende a la universalización de la precariedad laboral, y al aumento del desempleo estructural, por otro lado se culpabiliza al individuo de su situación de precariedad. La culpa de tener un trabajo precario o de estar en paro recae sobre el individuo que no se "esfuerza lo necesario".
De la misma manera que la filosofía neoliberal utiliza y subvierte la moral judeocristiana, utilizo y subvierto yo el lenguaje estético de la imaginería religiosa creando tallas que mediante la ironía, el humor, el absurdo nos inviten a reflexionar sobre nuestro encaje en la maquinaria social contemporánea.
Futbolín precario
Nazareno
The office
Holy trousers
Legal
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