Lar, hogar, casa… nuestro concepto sobre estos términos ha cambiado con los años. Las generaciones pasadas pensaban que sus predecesores vivirían mejor que ellos, más formados, más capacitados y en una implacable subida hacia la mejora de su posición. Este ideal ha sido así durante décadas hasta la actualidad, en que la generación más formada y mejor capacitada ha sido desbancada fruto de la inseguridad y precariedad laboral que nos ha traído la crisis. De esta manera, nuestro concepto sobre el hogar ha sido trasladado y relegado al recuerdo del hogar familiar dejando la casa actual en mera vivienda, tan inestable y en ocasiones precaria como el empleo. 

Miguel Ángel Vigo reflexiona sobre su idea de hogar como algo más amplio que una simple construcción. Un hogar como su casa familiar entendida en su entorno, en su conexión con la naturaleza y como esta idea se contrapone a la vida urbana que le rodea en la actualidad. El pleno conocimiento de la naturaleza que le rodeaba se contrapone con la frialdad del desconocimiento de su entorno urbano actual. El sentimiento sobre su hogar materno se transforma en la inseguridad sobre la etapa adulta, que cada vez se posterga más en el tiempo y que viene definida por múltiples factores.

Sus figuras muestran acciones alegóricas de este paso a la edad adulta como un salto al vacío, como un encofrado en piedras o en tela. Elementos que sus figuras sufren temerosas con una expresión de esfuerzo y tensión, tal y como actualmente nuestra generación asume el futuro y la idea de que realmente no sólo no viviremos mejor que nuestros antecesores, sino que incluso los que vengan detrás lo harán en peores circunstancias.

Su alusión al juego, la peonza y el tres en raya, aporta un guiño a la etapa infantil para suavizar la realidad, aunque sin dejar de lado el dramatismo de su reflexión sobre la evolución del concepto de hogar que nos transmite en esta muestra. La idea que tenemos de uno mismo y como nuestro entorno físico lo determina y angula a través de rasgos y actitudes que extraemos del espacio donde desarrollamos una etapa previa a ser adultos, si es que llegamos realmente a serlo y a sentirnos como tales.