Este Cadavre Exquis (Cadáver Exquisito) está lejos de lo que los surrealistas esperarían de él, aunque mucho más cerca del sentido verdadero de las palabras. La obra muestra un residuo extraído de una intervención del espacio urbano: un cadáver artístico. El proyecto surge de las contradicciones que se desprenden al incluir este tipo de arte en espacios expositivos convencionales y pretende reivindicar el contexto del arte urbano. Se busca redefinir el papel de estos espacios y la forma en que interactuamos con ellos a través de la intervención del 'Terrain Vague'; esa zona de la ciudad que ha dejado de ser útil desde el punto de vista institucional, pero aún así, es de gran valor social.

El Graffiti, técnica pictórica escogida para la intervención, es una práctica a caballo entre el arte y el vandalismo, y que se suele desarrollar en este tipo de espacios de manera altruista y gratuita. Por este motivo, el hecho de incluir arte urbano dentro de una galería puede parecer una paradoja. Ante el interés de galeristas y coleccionistas de incluir en sus colecciones piezas de Graffiti surge la necesidad de definir las contradicciones que se desprenden de esta actividad y la urgencia de reivindicar el contexto. El contexto del arte urbano, por su naturaleza, es la calle; y aunque la actividad de un artista urbano en una galería es totalmente lícita, el apelativo urbano levanta ampollas.

El trabajo se lleva a cabo en dos espacios diferentes: un espacio abandonado y un espacio expositivo convencional. En el espacio urbano, los fragmentos de la intervención son extraídos de su contexto y son trasladados para su exhibición. En cada uno de los lugares, la obra revela la naturaleza de cada contexto a través del diálogo que establecen. El resultado reivindica un uso del lugar alejado de la férrea regulación del espacio público “un espacio vacío, sin uso ni sentido, dispuesto a recibir actuaciones urbanas”... un espacio para cierta anarquía.